jueves, 13 de mayo de 2010

poema del muerto numero M

Me condensan la escritura, las intermitencias de la muerte,
que ocultan tras sus coordenadas una melancolía continua,
que raptan las sabidurías, no transmitidas, incontinuas,
que marcan el paso de la ley lúgubre, putrefacta e incesante.

Me conmueven las sonrisas perdidas, en fotos sin dedicatoria
me remueve el empapelado ajado, viejo, y quemado,
me conmueven las sabanas tiesas y funcionales, de textura fría.
Me enloquece la llave que priva de brisa y polillas, a tus recuerdos terrenales.

Vengo escapando del olor a humedad, oliendo el olor del muerto,
que aun yace, en trance eterno y ficticio -así prefiero creerlo-
acostado en su lecho; pues es el cuarto, tabú en las cenas,
el ataúd secreto de nuestros potenciales destinos ya condenados.

¿Es su muerte una ilusión, es más real, es un reflejo, es acaso
mas destiempo y des espacio a mis ojos, o lo seria también al pie de guerra?
¿Es el tiempo de esta, mas arena decantada o mas rio transcurrido,
que el que paso por los relojes borgeanos, por sus variados poemas?

¿Es acaso el silencio, paradójicamente ensordecedor?
En la caricia primaria de tus palabras, se encuentra la luz de mis noches
En tu mirada, tan alejada a la de la muerta, tan sobrante de noches
es la oscuridad, refugio de su naturaleza muerta, un ambiente encegecedor

jueves, 6 de mayo de 2010


diakonova 1

Eran tiempos de regordetas bellezas,
de diosas y ninfas y grandes proezas
tan deformadas en la suscitación presente
tan cercanas a tu belleza candente

Un día un poeta, o un pintor, poco importa
se le ocurrió pintar, escribir, tus ojos, tu historia
Una vez un genio, tropezó, se encandilo
del milagro de tu anticipación a otros tiempos

He encontrado un documento, un lienzo
creado por el maestro, de los maestros
He encontrado los vagos recuerdos
de tu cuerpo, de tu cielo, tan abajo,
tan como de una sonrisa de dios, un despojo,
del segundo divino de maestría creadora
el barro eterno, casi perfecto, casi inmortal

Ha sido dios, has sido tú, ha sido el poeta, ha sido el pintor?
A quien atribuyo ahora, la mentira
esta conjetura, tan bien, a mi mismo vendida
que yo mismo cree, que ahora y siempre creeré

En esos tiempos, del poeta griego: ninfa desnuda, deliciosa, en la selva
En los tiempos de nuestro señor Jesús: lloraste a los pies de la cruz
En los tiempos, brutos y necesarios del Medioevo: oculta permaneciste
En el renacimiento: el ave fénix, la sonrisa sutil sin cejas, famosa e inspiradora
Trepaste y en virgen te convirtieron, en maja, vestida, desnuda,
En pinceladas gruesas, decididas, te convertiste, también en manchas lo hiciste
Más tarde, como luz ansiosa de espejos, al maestro Dalí encontraste
Madonna, Galatea, galarina, leda, hija inmortal y mortal de leda, entre otras
Fuiste bajo una maestría inigualable, bajo el pincel indomable

Dime si acaso has de cortar a mano limpia
La profecía que mis versos reclaman
Te propongo mi reencarnada Gala
Que sea esta mentira la que te posea




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